28 de febrero de 2021
Directores
Orlando Cadavid Correa
Evelio Giraldo Ospina

Ese día no se levantó con los bríos de costumbre, pero cuando encendió la vieja radio Aiwa que le dejó su padre al morir sintonizó la única emisora que la hizo sentir algo cuerda en medio de esta penumbra que tiene “piantao” – piantado, majara, loco a medio mundo. Entonces escuchó las primeras notas de un Astor Piazzolla, inconfundible, descarnado, que le erizó su alma sensible, aún somnolienta. Recuerda que empezó a amar al Maestro que modernizó el Tango cuando ella tenía 20 años y sus viejos, amantes del tango tradicional, decidieron dar un salto en el tiempo para ponerse al nivel del músico porteño criado en Manhattan, escuchando su primer vinylo una tarde de sábado. Siguió atentamente el guión radial. Piazzolla –escucha el programa dedicado al genio indiscutible del bandoneón– rompió estructuras, modernizó algo que para los argentinos era intocable, su Tango y además estuvo orgulloso siempre de pertenecer a una minoría pensante y no a una mayoría que no piensa. Siempre nadó contra corriente, contra esa mayoría, y triunfó casi al final de su vida. En plena celebración de varias efemérides dio su adiós definitivo al mundo el 4 de Julio de 1992. El 11 de marzo se cumplen 100 años de su nacimiento…(pausa, música)…Vení pues y bailá, bailá, loco, loco, loco…Apagó la radio y se preparó para afrontar un nuevo día.
Comenzó a tararear esa célebre Balada para un Loco, compuesta por su Piazzolla, con letra del poeta uruguayo Horacio Ferrer y quitándole hierro a su jornada anterior plagada de frustraciones y desengaños la acomodó a su manera recordando todos los acontecimientos que la habían sumido en un deseo loco por abandonar este mundo y ser el primer polizón en un viaje a Marte a bordo del Perseverance para bailar su primavera en el planeta rojo a ritmo de Bart Howard, como su letra lo dice en Fly me to the moon – Llévame a la luna, déjame ver cómo es esa primavera en Júpiter y en Marte – seductoramente interpretada por un Sinatra bien plantado y “piantao”.
Las tardecitas de su barrio, tienen ése qué se yo, viste?…Cuando de repente..”al pasar por la estantería de los aceites de oliva del supermercado grande de su barrio, sin proponérselo su mirada se posó en las etiquetas de extracción en frío de aquel oro amarillo, que por lo visto no habían sido prohibidas, y que el Virgen Extra tampoco equivalía al de la primera presión en frío como se lo había jurado y asegurado la copropietaria de una conocida almazara en Esquivias. Allí, a esa almazara acudía ella sagradamente cada año, desde hace tres lustros, para comprarles su fino Oliva. Dos mentiras en el mismo paquete con sabor a traición refinada sin aditivos ni colorantes, y así medio volando medio bailando, sacó el móvil de su bolso y recuperada a duras penas del sinsabor anterior, el famoso “proponido” del Ministro de Consumo Alberto Garzón la dejó de nuevo por los suelos y casi sin apetito. (Ya sé que estoy “pianta”, piantada …entona nerviosamente el estribillo)
Y el recuerdo del intento golpista – hace 40 años – también la dejó perpleja por las declaraciones recogidas en la radio. En un día como éste (continúa con el estribillo del Loco) un teniente coronel AntonioTejero revólver en mano arrodilló a casi todo el Congreso de los Diputados. Felipe González era el Presidente del Gobierno de España, respondió un estudiante de 20 años en un programa de la Radio en directo. Ni pizca de sonrojo – pensó ella con sorna – ni con voz de estar piantao piantao aquel chaval se despachó alegre dejando fuera de la historia a un Adolfo Suárez, que sí fue entonces Presidente, y que además afrontó de pie y con gallardía el acoso de aquella militar jauría. Y el escritor y muy galardonado Gonzalo Torrente Ballester, es mencionado por otro chico como figura política relevante en el plano internacional, dejando de nuevo en bragas a la Educación nacional. Se miró en el espejo, se alisó el entrecejo, respiró hondo y profundo y exclamó para sus adentros ¡qué carajo, no son los de aquí ni los de allí, es el mundo entero que continúa “piantao” piantado!
Salió a su terraza bañada de luz y evocando a Piazzolla buscó consuelo en la frase del genio argentino y pensó que motivo no le faltó para decir que la música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón… Y ella apostilló: además nunca se olvida. Se recostó en su silla de listones de madera descuajaringados por los recientes temporales, dejó que el cielo azul se posara sobre su cabeza y respondió al guiño que le hicieron las ventanas de su casa de puertas discretas siempre tan cándidas. Cerró los ojos y sintió el beso tibio del sol que alegremente la acompañó a dúo tarareando la balada de aquel loco ocurrente y jocoso Ya sé que estoy “piantao, piantao, piantao.piantao”.